Florescencias Radicales, las plantas tienen ojos

La Tallera, SAPS

Curaduría Willy Kauz

Cuernavaca, 2023

Solo es vital el arte que encuentra sus propios elementos en el ambiente que lo circunda. 

David Alfaro Siqueiros, 1921

El ciclo América espectropical investiga los procedimientos cognitivos de colonización de los imaginarios en su relación con la crisis migratoria, la precarización de las formas de vida, el agotamiento de los recursos vitales, los nuevos regímenes de control (en 1936 David Alfaro Siqueiros cuestionó los de su época en la obra El nacimiento del fascismo), y la inminente crisis medioambiental que hoy −como un espectro−, asecha y pone en jaque la supervivencia de la humanidad. 

Nos podemos preguntar hacia dónde marcha la humanidad a modo de reformulación del proyecto culmen La marcha de la humanidad hacia el cosmos (1965-1972) que hizo Siqueiros en este espacio que fuera su taller en Cuernavaca. Actualmente, las crisis que nos aquejan son los fantasmas de los procesos de modernización y su repercusión en los imaginarios colectivos. ¿Cómo descolonizar tales imaginarios de la ideología del consumo y la opresión? Museos contemporáneos como la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS) y La Tallera deben asumir su vocación crítica como modelo público para cambiar la forma en que nos relacionarnos con nuestro entorno. Parte de esa vocación crítica de ambos museos proviene de lo que enunció Siqueiros en el manifiesto Tres llamamientos, publicado en 1921: “Solo es vital el arte que encuentra sus propios elementos en el ambiente que lo circunda”.

La invitación a Vanessa Rivero a continuar su proyecto Sitpach. Un jardín punk, que inició en Mérida en 2020, entremezclado el arte con la agroecología, la permacultura, la soberanía alimentaria, los derechos de la naturaleza y el ecofemismo entre otros saberes, para cuestionar los procesos de industrialización y tender otras formas para regresar a lo vivo, ahora se revierte en la necesidad de repensar ¿qué ocurre cuando la casa con jardín y alberca, que fue propiedad de un artista consagrado, se convierte en un museo para el arte y debate contemporáneos? Con la idea de ampliar las actividades del museo al jardín, esta iniciativa se convertirá en un proyecto en el que “los elementos que nos circundan” marcarán la pauta de su propia vida, de tal suerte que los programas del museo se vuelvan más orgánicos. En otras palabras, ¿cómo salirse de la caja blanca y el expocentrismo? 

Las proyectos que Vanessa Rivero dio inicio en el jardín de La Tallera, parte de los principios del jardín naturalista, una vertiente del paisajismo contemporáneo que busca cambiar la percepción decorativa asociada a estos espacios hacia una concepción silvestre que favorece el cultivo de las especies endémicas y polinizadoras.  Por lo tanto, este proyecto se concibe como un compuesto de procedimientos orgánicos que no tienen una fecha de cierre. Son ciclos que forman parte de otro ciclo, el de América espectropical, un programa que se pregunta, entre otras cosas, por los imaginarios que hemos creado para colonizar la naturaleza. En este sentido, la discusión vocacional del museo, centrada en la construcción de lo público, se sitúa, con este proyecto, ante nuevos conceptos de la naturaleza consecuentes con el giro naturalista. A modo de espectro, cuando la naturaleza nos “devuelve la mirada” o nos asecha por medio de cataclismos, no queda más que buscar formas para replantear nuestra relación con el ambiente que nos circunda. Esta iniciativa poética, consecuente con las problemáticas ambientalistas, se concibe a partir de preguntas que reflexionan sobre la inteligencia ecosistémica, el paisaje naturalista, la sensibilidad vegetal y las formas de coexistencia de las especies.

Willy Kautz

Pieza sonora: Alejandro J. Castilla Pinto